Turismo rural comunitario como estrategia de desarrollo local para el Municipio de Mejía
Tesis Magister en Economía y Gestión del Turismo Universidad de Buenos Aires
Adriana Patiño Paucar, 2016
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Compendio :
Al iniciar esta investigación la hipótesis planteada busca demostrar si el turismo rural comunitario es una estrategia para el desarrollo local, pues bien, al finalizar todo este proceso el resultado es afirmativo. Pero esta respuesta solo pudo obtenerse tras asimilar la esencia misma de estas tendencias, encontrar testimonios, entender definiciones, comparar aquellos factores que interfieren en el equilibrio del desarrollo, escuchar e interpretar la realidad del local y del que aspira una experiencia vivencial.
Gran parte del primer capítulo se desarrolla en base a conceptualización y contexto histórico. Entendiendo al turismo rural comunitario como un modelo de gestión que parte del beneficio en común a través de la puesta en valor de recursos naturales y culturales locales y considerando que la intención de consolidar al turismo rural comunitario en Ecuador ya lleva más de 40 años generando solo respuestas a corto plazo. El problema radica en el poco sentido de comunidad que tienen los actores que influyen en el desarrollo de los territorios.
Hablar de territorios es hablar de identidad, recursos y potencialidades, parámetros ineludibles para generar el famoso desarrollo local que nace como respuesta a la necesidad de equilibrar el crecimiento económico con el bienestar humano. Si bien el desarrollo local se simplifica en vivir bien en base a los recursos del territorio y tener la libertad de ejercer capacidades y poder acceder a oportunidades generadas en el entorno, implica un gran reto para los gobiernos locales, sobre todo cuando no se instala la idea de inclusión, concertación, horizontalidad y poder de decisión en los actores.
El territorio seleccionado como caso de estudio es el municipio de Mejía localizado en la región Sierra de Ecuador. El capítulo dos contiene información y el diagnóstico de los elementos intrínsecos y anexos que influyen en la oferta turística de la zona. La realidad de un cantón que circunda su economía en base a grandes empresas manufactureras seguidas por la producción agrícola-ganadera, el comercio a menor escala y como último rubro la prestación de servicios turísticos.
Prácticamente se determinó que la oferta actual se orienta al turismo de aventura con cierto matiz cultural que está sujeta a emprendimientos privados, sin que la oferta comunitaria aún se consolide. Se habla de un territorio con riqueza natural paisajística, con microclimas que se complementan, presencia montañosa, reservas naturales, festividades propias, íconos culturales y con una necesidad urgente de poder equilibrar el desarrollo de las zonas rurales.
Como estructura administrativa el municipio contó con una Dirección de Turismo que luego pasó a ser de Fomento Productivo y que está limitada a las competencias que dictan las leyes, mismas leyes que en el capítulo tres son analizadas descendentemente. Desde la misma constitución, planes nacionales y locales instan a la trasformación de la matriz productiva a través de actividades sostenibles como el turismo. El mismo municipio tiene como política promover las diversas actividades turísticas con énfasis en el ecoturismo y el turismo comunitario, pero la brecha entre lo que se propone y lo que se ejecuta aún sigue siendo abismal.
El cuarto capítulo se compone de análisis de casos internacionales, países como México con su iniciativa de Pueblos Mágicos, Guatemala y sus Centros de Autogestión Turística, Argentina con su Red de Turismo Rural Comunitario, Perú y sus entes gestores, entre otros son muestras evidentes de que es posible crear turismo a partir de la comunidad base. Entre aquellas estrategias en común se debe mencionar la inclusión de la academia, el desarrollo de modelos de gestión integrales, liderazgo local, municipal y regional con el adecuado seguimiento y evaluación, generación de redes, fuentes de financiamiento y propiciar el valor de la cultura.
El capítulo final llevó a la investigación al territorio mismo, hablar con aquellos actores que dinamizan un territorio, instituciones públicas, comunidad, prestadores, academia, representantes de proyectos comunitarios, el turista, todos coincidieron en que el turismo rural comunitario puede generar acciones positivas a una zona debidamente preparada. El turismo comunitario activa las potencialidades de un territorio, le permite dinamizar la economía local, revalorizar la cultura, cuidar el medio ambiente y lograr el tan añorado Sumak Kawsay o Buen Vivir. Va más allá de un simple segmento, es una alternativa de vida.